Niño sonriente con lentes y auriculares de diadema con fondo borroso

Preparando para el futuro: una crianza consciente y con propósito.

Parte 1

Escrito por Marco A. Gómez Santos

Criar hijos no es solo alimentarlos y protegerlos; la crianza con propósito es la tarea más noble y desafiante que un ser humano puede emprender. Desde las edades más tempranas hasta la adolescencia, el papel de los padres es el cimiento sobre el cual se forjan los adultos del mañana. Nuestro objetivo como padres debería ser criar seres humanos críticos, responsables, resilientes, agradecidos, empáticos, respetuosos y colaborativos, entre otras muchas habilidades blandas que son el verdadero tesoro para su desarrollo y la trascendencia en su paso por este mundo.

En este artículo, abordaré las diferentes etapas de desarrollo por las cuales pasan nuestros hijos, desde el nacimiento hasta llegar a la adolescencia, por ende estaremos tocando fibras sensibles en cada una de estas etapas. 

Es increíble pensar en cómo nuestros padres lograron criar a cada uno de nosotros en el pasado. No hablo solo de proveer las necesidades primarias, y vaya que esta debió ser una  tarea titánica, especialmente para quienes provienen de familias numerosas como lo es en mi caso.

Hoy les comparto que tengo el orgullo  de ser padre de un gran ser humano adolescente, quien me ha dado una de las dichas más grandes en mi vida la de poder ser Padre, por ende  nos hemos  volcado en él para que saque la mejor versión de sí mismo, siempre tratando de respetar su libertad y su esencia.

Sabemos que cuando eres padre no se viene con un manual de ayuda o un instructivo que te mejore las habilidades iniciales como cambiar pañales, cortar las uñas, bañarle, darle de comer, dormirlo, y tantas otras cosas que los bebés necesitan. En verdad es una tarea muy compleja, pero eso sí, muy satisfactoria. Y esto pasa tan rápido, que aunque suene a cliché, es muy cierto.

Para mí y varios expertos en la materia, la etapa inicial-preescolar, es una de las más importantes y emotivas en la vida de cualquier ser humano, todo se vuelca en torno a este pequeño ser diminuto indefenso, pero capaz de poner en jaque a muchas personas en su entorno, en esta etapa, todo es gracia, todo es aprendizaje, todo es valorado por más mínimo que sea el esfuerzo: sus primeras palabras, sus primeros pasos, sus primeras travesuras. En fin, tantos recuerdos que quedan guardados en lo más íntimo para que, cuando nuestros hijos ya no estén en casa, estos sean evocados como lo más hermoso que nos ha pasado en la vida.

Imagen recuperada en Freepik a modo de contextualizar

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Los pilares de la crianza: 0 a 6 años

La crianza sana es un proceso evolutivo que demanda nuestra adaptación y comprensión en cada fase del crecimiento.


Etapa inicial - preescolar: Las raíces de la bondad (0-6 años)

En esta etapa, la base de todas las habilidades blandas se siembran a través del apego seguro y el amor incondicional. Es el momento de enseñar a nuestros pequeños la empatía a través del juego, a compartir juguetes, a entender las emociones propias y ajenas.

Es la etapa donde por primera vez les dejaremos al cuidado de otras personas, ya sean guarderías, preescolares, etc. Si bien es duro tanto para los padres como para los hijos, la experiencia de separación se vuelve latente para ellos. Para nosotros, los padres, significa tener que desprendernos de aquello que es por mucho una de las razones más poderosas para seguir adelante en el día a día, es un dolor que no se puede explicar, pero que está presente siempre.

Las primeras habilidades blandas que experimentan nuestros pequeños son, sin duda, aquellas que definirán a excelentes o no tan excelentes seres humanos. Citaré solo algunas, y no en orden de importancia, pero sí necesarias para que aquella persona sea un excelente ser humano:

  • La gratitud se fomenta con pequeños gestos de aprecio de nuestra parte hacia ellos y viceversa; tenemos que hacerlos conscientes de esas grandes acciones que se representan con el  agradecimiento.

  • La colaboración inicia al involucrarse en tareas sencillas en el hogar. Aquí, el padre y la madre somos espejos: si somos respetuosos, ellos aprenderán el respeto. Si somos resilientes ante sus berrinches, les enseñaremos a manejar la frustración.

  • La responsabilidad comienza con el cuidado de sus pertenencias.

"La teoría del apego de Bowlby y Ainsworth subraya la importancia de un vínculo seguro en la primera infancia para el desarrollo socioemocional del niño."


Ahondando en el apego seguro: Un fundamento crucial

El concepto de apego seguro es, como bien se menciona en el artículo, el pilar fundamental para el desarrollo socioemocional en la primera infancia. 

John Bowlby y Mary Ainsworth fueron pioneros en esta teoría, demostrando cómo la calidad del vínculo entre el cuidador principal y el niño influye profundamente en su capacidad para explorar el mundo, regular sus emociones y establecer relaciones saludables en el futuro.

Un apego seguro se forma cuando los padres o cuidadores responden de manera sensible y consistente a las necesidades del niño, ofreciéndole consuelo, seguridad y una base desde la cual puede aventurarse a explorar. Esta base segura le permite al niño desarrollar la confianza en que sus necesidades serán atendidas, lo que a su vez fomenta la autonomía y una autoimagen positiva.

Para profundizar en este aspecto, podemos hacer referencia a la American Psychological Association (APA), que ha publicado numerosos estudios y recursos sobre el desarrollo infantil y la importancia del apego. Un artículo que valida y expande esta idea es:

  • APA (American Psychological Association). (2020). Parenting styles. Este recurso de la APA, si bien aborda los estilos de crianza en general, a menudo integra la importancia del apego seguro como base para el desarrollo de habilidades clave como la autoconfianza, la resiliencia y la empatía. Explica cómo la sensibilidad parental, la disponibilidad emocional y la consistencia en las respuestas son cruciales para fomentar un apego seguro, lo que se traduce en niños que se sienten más seguros de sí mismos y son capaces de manejar el estrés y las relaciones de manera más efectiva. La APA enfatiza que un entorno que proporciona seguridad emocional y una respuesta predecible a las necesidades del niño es fundamental para su bienestar psicológico a largo plazo.

El fomento de un apego seguro no solo impacta en el desarrollo emocional, sino que también sienta las bases para las habilidades cognitivas y sociales. Un niño con apego seguro tiene mayor probabilidad de ser curioso, de buscar soluciones a problemas y de interactuar positivamente con sus pares y adultos.


Primaria: Cultivando la conciencia (6-12 años)

La escuela primaria es el escenario ideal para fortalecer lo aprendido. Aquí, la capacidad crítica se desarrolla a través de preguntas abiertas y el fomento de la curiosidad. Los padres debemos ser guías, no dictadores, incentivándolos a pensar por sí mismos y a cuestionar de manera constructiva. La responsabilidad toma un nuevo nivel con el cumplimiento de deberes escolares y tareas domésticas más complejas. La resiliencia se prueba al enfrentar desafíos académicos o sociales; nuestro rol es acompañar, no resolver por ellos, permitiéndoles aprender de sus errores. La empatía se expande al entender las diferentes realidades de sus compañeros, y el respeto se vuelve fundamental en sus interacciones sociales y con la autoridad. La colaboración se vive en trabajos en equipo y actividades extracurriculares, deportes, artes.

1. El desarrollo del pensamiento crítico y la curiosidad

Durante la primaria, los niños pasan de absorber información a procesarla y analizarla. En lugar de solo decirles que algo es verdad, es crucial guiarlos para que lleguen a sus propias conclusiones, ayudarlos a que busquen respuestas por sí mismos.


2. La responsabilidad en tareas y deberes

La responsabilidad en esta etapa va más allá de solo hacer la tarea. Se trata de enseñarles a ser organizados y a administrar su tiempo.

Crear horarios de tareas juntos, enseñar a priorizar, asignarles tareas en casa que sea exclusivamente su responsabilidad, ordenar cuartos, organizar mochila, alimentar a las mascotas, el éxito de estas tareas radica no en el grado de complejidad de las mismas sino en que lo ejecuten sin estarles recordando repetidamente.

 


3. Fomentando la resiliencia

La resiliencia no es no caerse, sino aprender a levantarse. En la primaria, los niños enfrentan sus primeros fracasos académicos, decepciones con amigos o desafíos en los deportes.

En esta etapa es de suma importancia no caer en la tentación de querer resolverles sus problemas, perder un partido, no haber hecho alguna tarea, incumplir alguna norma, nuestra responsabilidad radica en si y solo escuchar, validar y concientizar las consecuencias de sus actos sean estos buenos o no tan buenos, enseñarles que los errores u omisiones son parte de la vida y que es posible en la gran mayoría de los casos poder enmendar nuestras acciones.

 


4. Empatía y respeto en la interacción social

La primaria es un crisol de personalidades y culturas. Aquí, la empatía se cultiva al interactuar con niños de diferentes formas de pensar, diferentes formas de ser educados en casa, ponerse en el lugar del otro ayuda a generar el respeto y empatía por el otro, el participar en alguna labor social ayudar a otros engrandece a quien ayuda, motivarlos  a pensar en las necesidades de los demás, salir de sí mismos.

 

 

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