Escrito por Marco A. Gómez Santos
La adolescencia es una etapa de búsqueda de identidad y autonomía. Aquí, el papel de los padres se transforma de supervisores a mentores y consejeros. Fomentar la capacidad crítica es esencial para que disciernan la información que consumen, especialmente en el ámbito digital. La responsabilidad se vuelve crucial en la toma de decisiones sobre su futuro académico y personal. La resiliencia se pone a prueba ante las presiones sociales y los fracasos, y nuestro apoyo inquebrantable les da la fuerza para levantarse. La empatía y el respeto se manifiestan en sus relaciones con sus pares y en su participación en la comunidad. La colaboración en proyectos y la búsqueda de soluciones conjuntas los prepara para el mundo laboral y social.
Es en esta etapa donde los jóvenes experimentan cambios significativos a nivel cerebral y emocional que los llevan a cuestionar el mundo, a sus padres y a sí mismos.
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En la adolescencia, el acceso a la información es instantáneo. Tu rol es ayudarlos a ser consumidores críticos, no solo receptores pasivos.
En lugar de prohibirles el acceso a ciertos contenidos, enséñales a preguntarse, porque lo veo que me lleva, corroborar que la información sea veraz y objetiva, que otras fuentes lo afirman, debemos enseñarles a ser ciudadanos digitales de calidad.
Se trata de fortalecer su capacidad de cuestionar y analizar lo que ven en línea, lamentablemente y a pesar de los controles parentales, nuestros hijos están cada día más expuestos a ser víctimas de las redes y en muchos de los casos con un daño irreversible.
Los adolescentes comienzan a tomar decisiones que impactarán su futuro. Se trata de darles autonomía para que cometan sus propios errores y aprendan de ellos.
El darles una mayor libertad en elegir a sus amistades, sus clases extracurriculares, sus rutinas de estudio, su manera de vestir, les permitirá poder ir madurando en sus procesos.
Ojo con creer que en esta etapa son más maduros y menos vulnerables, en esta etapa es cuando más necesitan de nosotros los adultos y es cuando menos nos quieren en sus vidas, no desistir es la clave porque es muy fácil poder perderlos por sus malas decisiones, estar ahí muchas veces sin decir mucho, pero no dejarles de lado, repito es cuando más nos necesitan.
“La responsabilidad no se impone, se cultiva a través de la experiencia.”
3. Fomentando la resiliencia ante la presión social
La presión social y el miedo al fracaso son grandes obstáculos en la adolescencia. Tu papel como padre, como madre, se transforma en el de un mentor inquebrantable.
Válida sus sentimientos sin juzgarlos, en esta etapa los adolescentes suelen ser más crueles entre pares, debemos enseñarles que el fracaso es un paso más hacia el éxito, nuestra presencia y apoyo son mucho más valiosos que nuestros consejos.
Esto humaniza la experiencia y les muestra que nadie es perfecto, y que siempre estaremos a su lado para poder escucharlos y guiarlos.
La relevancia de las habilidades blandas en el siglo XXI
Como bien señala el Foro Económico Mundial (World Economic Forum - WEF), las habilidades blandas son cada vez más valoradas en el ámbito profesional y social. Sus informes, que constantemente publican sobre el futuro del trabajo, destacan la creciente demanda de competencias como el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la creatividad, la comunicación y la colaboración.
La crianza consciente, que prioriza el desarrollo de estas habilidades desde las edades más tempranas, está, por lo tanto, preparando a los futuros adultos para un mundo complejo y en constante cambio.
○ Foro Económico Mundial (World Economic Forum - WEF): Constantemente publican informes sobre el futuro del trabajo, donde destacan la creciente demanda de habilidades blandas como pensamiento crítico, resolución de problemas, creatividad, comunicación y colaboración. Sus informes son una referencia clave para entender las competencias necesarias en el siglo XXI.
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La verdadera trascendencia de nuestra labor como padres reside en el legado de seres humanos plenos, capaces de navegar los desafíos de la vida con propósito y de contribuir positivamente a la sociedad. Sembrar futuro es, en esencia, sembrar estas habilidades.